Crisis del Coronavirus

Estrés, dignidad y autoayuda: los médicos frente al COV-19

  • 22.03.2020

‘Estrés, dignidad y autoayuda’ es el primer artículo escrito por el psiquiatra Dr. José Miguel Pena Andreu*, encaminado a hacer una reflexión en torno a la situación emocional y psicológica de la colegiación durante la pandemia por COVID-19. Además, atenderá a los médicos y médicas que necesiten atención psicológica desde la Unidad de Apoyo Emocional puesta en marcha por el Colegio. Si necesitas ayuda, llámanos al 607 857 080 (en horario de 8 a 15 horas) o escríbenos a mpmorales@commalaga.com

Lo que cada día necesitas preguntar, cada jornada lo marcará con su propia tarea” Goethe

El orden natural nos recuerda periódicamente a los humanos que somos una pequeña pieza dentro de un gigantesco engranaje el cual (como estamos viendo en estos momentos) se encarga, inevitablemente, de colocarnos en el lugar que debemos ocupar en el mundo.

Los médicos, dentro del orden humano, tenemos la misión de combatir el dolor y retrasar la muerte.

Hygiea, hija de Asclepio, era la Diosa de la Curación, mientras que su padre lo era de la Medicina: Somos, fatalmente, depositarios de un saber mitológico que sustenta la dignidad del ejercicio de nuestra profesión y que se pierde en la noche de los tiempos. Los mitos reaparecen porque están ahí, y lo hacen en las crisis y en las catástrofes que asolan periódicamente a los humanos.

Los médicos y su profesión –con diversos nombres-  desde que el hombre es hombre y creó sociedades, siempre hemos tenido nuestro papel: Cuando aparecieron Hygieia y Asclepio en el inconsciente colectivo ya llevábamos centenares, o quizás miles de años, ocupando un rol importantísimo dentro del pequeño engranaje social humano, que a su vez forma parte del orden natural.

Esa es nuestra misión, el sentido de nuestra profesión, y lo que traen en su mochila cargada de ilusiones los alumnos que entran en nuestras Facultades de Medicina.

Pero cuando salen –pobres- les esperan los burócratas, aquellos que nos utilizan artificialmente como moneda de cambio para hacer política y que, entre otros factores, ha provocado que no hayamos tenido más remedio que entrar en su lenguaje, para poner en marcha también artificiales campañas reclamando un respeto que nos habían perdido una parte de los usuarios (que no pacientes) particularmente descerebrados por el sistema.

La naturaleza de las cosas es implacable, y nada puede ser de otro modo: Ella nos está colocando a todos en nuestro sitio; los médicos hemos recuperado en medio de esta crisis social nuestra razón de ser, el motivo por el que nos dedicamos a esto, el motivo por el que hicimos el juramento hipocrático; y la sociedad de la que hemos surgido se ha dado cuenta, y es la que de forma natural y espontánea está saliendo a balcones y ventanas a aplaudirnos, no solamente a los médicos, sino también a otros colectivos sanitarios y no sanitarios que están entregando lo mejor de sí mismos y de sus profesiones al servicio de los demás.

La naturaleza una vez más nos alecciona a los seres humanos con una cura de humildad: No solamente nos coloca en nuestro nivel real de vulnerabilidad sino que a los médicos nos proporciona de nuevo la dignidad que nos merecemos.

Es el momento de que cada uno de nosotros, médicos, aprendamos que estamos de nuevo en posición de volver a hacer una creación profesional de nuestra propia actividad, de que vamos a recuperar lo que no  hemos dejado de ser nunca, para lo que hemos sido señalados desde el amanecer de la Historia.

Es el momento de recoger la mochila de valores cargada de frescura que nuestros sucesores traen, y de que asumamos que el estrés que estamos viviendo es un desafío, y la fuente de un proceso de reconstrucción y de dignificación personal.

Viene a mi cabeza, junto con la frase de Goethe que encabezaba esta breve intervención, la película “Do the right think” (‘Haz lo que debas’) de Spike Lee. Vamos a seguir recuperando nuestra autoestima haciendo lo correcto, lo que debemos, y vamos a seguir manteniendo nuestra propia identidad a través de nuestra tarea de ayudar a nuestros pacientes.

 Lo he visto múltiples veces en mi consulta como psiquiatra de médicos; con gran frecuencia mis colegas pierden los referentes; pero, aunque no los veamos, están ahí, siempre han estado ahí, porque nuestra profesión está construida sobre los hombros de los dioses y los mitos.

NOTA DEL AUTOR*: La Junta Directiva del Colegio de Médicos de Málaga me ha pedido que aporte mi opinión sobre las consecuencias psicológicas que la situación actual está provocando en los médicos. No voy a hacer un manual más de autoayuda (tan al uso actualmente, aunque ya en franco declive por la saturación del mercado), y que en mi opinión no sirven absolutamente para nada si no son capaces de provocar una transformación profunda del modo como se afronta la realidad; sino abrir un espacio de reflexión tras 45 años de práctica psiquiátrica  asociado a  mi experiencia como psiquiatra de médicos desde hace ya algunos años. La responsabilidad del contenido del texto es exclusivamente mía y no necesariamente la asume el Colegio.

*Dr. José Miguel Pena Andreu es el responsable del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) del Colegio de Médicos de Málaga (Commálaga). Es además profesor de Psiquiatría en la Universidad de Málaga.

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