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Neumosur desaconseja a la población el consumo de los cigarrillos electrónicos

  • 05.12.2013

Ante el aumento del uso de cigarrillos electrónicos como supuesto tratamiento para dejar de fumar y su creciente e indiscriminado consumo en espacios cerrados, la Asociación de Neumología y Cirugía Torácica del Sur de España (Neumosur) quiere trasladar a las administraciones autonómicas, españolas y europeas y a la sociedad en general el siguiente mensaje de preocupación y advertencia:

?Neumosur debe desaconsejar plenamente a la población el consumo de cigarrillos electrónicos ante la falta de pruebas y evidencia científica sobre su seguridad a medio y largo plazo y sobre su utilidad para el declarado fin de ayudar a dejar de fumar. Lejos de servir a los efectos que su publicidad sugiere, es un dispositivo sin indicación actual alguna, desde el punto de vista médico, sobre el tabaquismo, los efectos a corto plazo sobre la vía aérea de estos cigarrillos parecen ser muy similares a los de los cigarrillos convencionales, aumentando, de forma inmediata, la resistencia de la vía aérea y disminuyendo su conductancia.

 

En un trabajo científico se ha señalado que su efecto resulta además mayor en el grupo de no fumadores y fumadores sanos.

?Neumosur debe advertir del peligro que representan estos cigarrillos especialmente para los jóvenes, población entre la que se encuentra más extendido, y en la que puede producir el efecto de aumentar la adicción por la nicotina e iniciar el consumo de tabaco en no fumadores, así como mantener la dependencia gestual del cigarrillo (mano?boca). En este sentido la información de que estos cigarrillos reducen el riesgo, como señalan algunas marcas, sin contar con estudios científicos robustos que apoyen dichas afirmaciones, puede tener influencia en que la población use estos nuevos productos al encontrarse atraídos por los sabores y la falsa imagen de seguridad en sustitución del cigarrillo convencional.

?Neumosur reclama una regulación urgente de estos cigarrillos, que acabe con la

indefinición legal que existe ahora mismo en España (donde a diferencia de otros países como Australia y Canadá en los que ha sido prohibido no existe ningún tipo de regulación) y en general en Europa (donde el marco jurídico es confuso, porque no es un producto de tabaco, pero tampoco ha pasado los filtros de los productos farmacéuticos a pesar de contener nicotina, dado que no está claro que se comercialicen con fines medicinales).

Neumosur considera imprescindible que ese marco legal contemple al menos los siguientes siete aspectos:

1. La regulación de la venta en Internet de estos dispositivos y de sus accesorios.

2. La aplicación al consumo de cigarrillos electrónicos de la normativa actual vigente respecto a los espacios libres de humo de tabaco. Los cigarrillos electrónicos producen un vapor que puede contener sustancias tóxicas y nocivas para la salud y por tanto, por ahora, no deben utilizarse en espacios públicos cerrados. Valora en este caso muy positivamente la iniciativa de la Junta de Andalucía (y de Cataluña) de prohibir su uso en hospitales y colegios, aunque la considera insuficiente.

3. La inclusión en el empaquetado y etiquetado de los cigarrillos electrónicos de advertencias adecuadas, al igual que ocurre con el de los cigarrillos convencionales.

Respecto a sus riesgos ya conocidos, el consumidor debe ser informado de forma clara y con un lenguaje directo. Respecto a riesgos sobre los que no existan datos o estos no sean concluyentes por ahora, el consumidor debe ser informado de la falta de datos fiables, por ejemplo respecto a su seguridad a largo plazo. En relación con el etiquetado, cabe señalar que, según un estudio realizado por el Laboratorio del Tabaco de la Junta de Andalucía, la mayoría de los cigarrillos electrónicos analizados por la Consejería de Salud incumplen el reglamento general de etiquetado, presentación y publicidad (Real

Decreto 1468/1988).

4. El sometimiento de las afirmaciones respecto a la salud y seguridad por parte de sus fabricantes al mismo proceso de revisión por la evidencia científica actual que se requiere para otros productos.

5. Dado que la nicotina es una droga adictiva, la declaración por parte del fabricante de su contenido y de que es una sustancia adictiva y la monitorización permanente por parte de la administración sanitaria de la composición, dispositivo y farmacocinética de estos productos.

6. La exigencia de que los niveles de nicotina suministrados por un cigarrillo electrónico sean iguales entre distintos cartuchos que declaran tener la misma cantidad de producto.

7. La exigencia tanto a profesionales de la salud, como investigadores, sociedades científicas y publicaciones que reciben fondos procedentes de los fabricantes de estos dispositivos, de que detallen su relación con ellos así como los potenciales conflictos de intereses.

El cigarrillo electrónico es un dispositivo que simula un cigarrillo convencional y que, a diferencia de este, no produce humo por combustión sino que atomiza una sustancia que puede contener nicotina, glicol de propileno y otros productos y esencias para dar sabor, y que se vende en formato de pequeños depósitos desechables.

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