Gaceta Científica

Depresión

  • 21.09.2023

La depresión es una enfermedad del cerebro que tradicionalmente ha sido considerada como un trastorno del humor y la afectividad, pero que afecta a otras funciones cerebrales como la cognición, con repercusiones en toda la economía, siendo frecuentes las manifestaciones somáticas.

La depresión se manifiesta de un modo muy heterogéneo. En unas ocasiones el trastorno depresivo es evidente por la presencia predominante de síntomas afectivos; otras, puede estar enmascarado, sobre todo cuando los síntomas predominantes son físicos o cognitivos.

Puede ocurrir en cualquier edad, pero es más común en la adolescencia o entre los 30 y los 50 años.

La etiología es multifactorial. Sobre una base genética influirán factores ambientales, y eventos adversos que determinarán la aparición del episodio depresivo.

En la etiopatogenia de la depresión se involucran alteraciones de la función neuroendocrina y de la concentración de los neurotransmisores.

El trastorno depresivo se debe considerar como una enfermedad crónica en la que son frecuentes las recaídas y recurrencias. Puede cursar con un único episodio depresivo, un episodio depresivo simple o presentar episodios depresivo recurrentes.

También se puede presentar un episodio depresivo en el contexto de un trastorno bipolar o un trastorno ciclotímico.

Los episodios depresivos varían en su duración, intensidad, y según el tipo de síntomas, presentación temporal y causa. Estas características o especificadores permiten establecer distintas formas de presentación, como por ejemplo un episodio depresivo con predominio de ansiedad (ansioso-depresivo), una depresión periparto, un trastorno depresivo afectivo estacional, etc.

El nivel cultural y el origen étnico o geográfico del paciente dan lugar a diferencias en la expresión de los síntomas y son factores a tener en cuenta para poder calificar la depresión.

En el trastorno depresivo son frecuentes las comorbilidades. La presencia de un trastorno depresivo con otra enfermedad (ya sea física o psíquica) es una situación más compleja que la simple asociación de enfermedades, ya que guardan una relación bidireccional con una influencia negativa entre ellas que empeora la evolución y el pronóstico de ambas.

La depresión es un factor de riesgo independiente para la diabetes, el infarto agudo de miocardio, el accidente cerebrovascular o la hipertensión arterial.

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