Desiertos médicos, propuestas de solución

Los responsables públicos deben emprender una estrategia global para poder hacer efectivo el alcance sin discriminación del Estado de bienestar

Los pueblos pequeños o de difícil acceso tienen verdaderos problemas para conseguir un médico y, cuando lo hacen, ven cómo este profesional no permanece mucho tiempo en su puesto de trabajo. Esta situación desemboca en lo que denominamos ‘desiertos médicos’.

Para cambiar esta dinámica -perjudicial para garantizar una sanidad de calidad a la ciudadanía- es necesario implantar medidas eficaces que hagan atractivo trabajar en estas zonas. La asistencia universal es una de las mayores y mejores conquistas sociales del Estado del bienestar. La atención a la persona enferma es una de las obligaciones primeras de las sociedades maduras. La accesibilidad en igualdad de condiciones para todos y cada uno de los ciudadanos a la Sanidad es clave para vertebrar un país.

Los sistemas públicos son una realidad en la gran mayoría de los países avanzados. Se enfrentan en la actualidad a enormes desafíos que tienen que ver por ejemplo con su organización o la sostenibilidad, por citar algunos de los más relevantes. Europa, y España en particular, se enfrenta a las consecuencias de una crisis de recursos humanos sin precedentes en el ámbito de la salud. Ello ha contribuido, entre otras cosas, al fenómeno de la desertificación médica, que plantea graves problemas de salud pública. La CE calcula que actualmente faltan un millón de trabajadores sanitarios y la OMS subraya la necesidad urgente de estrategias para retener a los profesionales sanitarios en Europa. A pesar de los esfuerzos de la UE y los Estados miembros por garantizar la cobertura sanitaria universal al tiempo que se hace frente a estas carencias, persisten los problemas de retención del personal sanitario. Esta situación está empezando a generar importantes fallas en los sistemas sanitarios afectando especialmente a las zonas rurales.

Un desierto médico se define como el resultado final de un proceso complejo que implica una incapacidad continua y creciente de una población determinada para acceder a los servicios de salud. Su traducción en el contexto de España podría asemejarse a las plazas de difícil cobertura, pero el escenario y los matices del concepto de desierto médico son más amplios y complejos. El proceso de desertificación puede llevar a la incapacidad de una población determinada al acceso a servicios de salud, o al hecho de estar aisladas a la hora de recibir prestaciones sanitarias. Esto se basa en tres categorías de barreras cuantitativas y cualitativas, que están interrelacionadas y que son dependientes entre sí. Estas dimensiones son: el acceso físico, las barreras sociales y las barreras en las políticas públicas. Las citadas dimensiones están fundamentadas en la disponibilidad de trabajadores de la salud, instalaciones sanitarias y tecnologías necesarias para facilitar el acceso a los servicios sanitarios. La importancia y gravedad de la situación hace que en demasiadas ocasiones las autoridades sanitarias tomen decisiones con visión cortoplacista, que pueden poner en riesgo tanto los derechos y el bienestar de los profesionales en un corto y medio plazo, como la sostenibilidad y efectividad de los sistemas de salud a largo plazo. Ejemplos son los intentos de obligar a los especialistas recién terminados a mantenerse varios años en áreas de difícil cobertura, o la propuesta en alguna Comunidad de que los residentes de último año cubrieran dichas plazas de manera forzada. Desgraciadamente se han tomado en España políticas de retención forzosa del personal sanitario que no sólo han demostrado su ineficacia sino que han sido del todo perniciosas. Ofrecer contratos divididos temporalmente entre plazas sin dificultad y plazas de difícil cobertura, ofrecer plazas genéricas en un área de salud donde la dirección pueda decidir el destino final, contratar médicos sin especialidad para dichas áreas u obligar a especialistas recién formados a quedarse en su unidad docente en áreas de difícil cobertura sólo han generado precariedad, inequidad y afectado negativamente la calidad asistencial y atención.

Desde el Colegio de Médicos hemos desarrollado un estudio sobre flexiseguridad en el trabajo del médico en el que se detallan medidas para la fidelización de los profesionales y que fue muy bien acogido por los protagonistas del sector sanitario. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos presentó en 2023 un documento que perseguía también ofrecer soluciones para las áreas de difícil cobertura Diferentes estudios han señalado el atractivo para los médicos jóvenes de una oferta de contratos de larga duración y estables para acceder a estos puestos de difícil cobertura. Medidas como el aumento en el baremo global de las bolsas por tiempo trabajado en zonas de difícil cobertura para mejorar la posición en bolsas de empleo y OPEs, así como la generación de beneficios fiscales an quienes se inician su carrera y que se trasladan a esas plazas desiertas, o la posibilidad de un horario flexible que permita al profesional una autogestión de las atribuciones y responsabilidades, se han demostrado en Europa beneficiosas para encarar con garantías el complejo proceso de desertificación profesional.

Los responsables públicos deben emprender una estrategia global para poder hacer efectivo el alcance sin discriminación del Estado de bienestar en las zonas despobladas rurales. Medidas que tienen que ver con la mejora de las infraestructuras de comunicación, políticas activas en materia de accesibilidad a la vivienda, así como todo lo que tiene que ver con la implantación de las nuevas tecnologías, deben ser valoradas para el efectivo desarrollo de esas poblaciones más vulnerables.

El Commálaga ofrecerá siempre su colaboración leal con las administraciones públicas para ser parte de la solución de esta compleja situación problemática de los desiertos médicos.