El diagnóstico de asma se debe considerar ante sus síntomas guía: sibilancias, disnea y opresión torácica.

Así, ante una crisis de asma, la evaluación de la gravedad de la misma determina su tratamiento.

La primera etapa de esta evaluación, conocida como evaluación inicial o estática (pretratamiento) tendrá como objetivo la identificación de síntomas, signos y la medición objetiva del grado de obstrucción al flujo aéreo, de acuerdo con el valor del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) o del flujo espiratorio pico o máximo (PEF), y la afectación del intercambio gaseoso, a fin de establecer el nivel de la gravedad de la agudización.

El diagnóstico se establecerá con una prueba de función pulmonar, preferiblemente espirometría, para determinar de manera objetiva una alteración respiratoria compatible con asma.

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