Los trastornos de personalidad son un conjunto de dificultades emocionales complejas. Son comunes, a menudo no reconocidos, y están asociados con comorbilidades de salud mental y física y con una esperanza de vida reducida.

Los trastornos de la personalidad se perciben como diagnósticos estigmatizantes. Se han propuesto términos alternativos. Los nuevos sistemas de clasificación ayudan a alejarse del uso rígido de los diagnósticos categóricos.

La evaluación y la gestión en la atención primaria requieren un enfoque sin prejuicios que genere confianza a través de la atención, la validación, la apertura y la coherencia.

La atención holística para las personas con trastornos de personalidad se puede mejorar con estructuras de práctica reflexiva, capacitación del personal, colaboración y trabajo en equipo.

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