Gaceta Científica

Intoxicación por paracetamol (acetaminofen). Los primeros años

  • 15.09.2023

El paracetamol (acetaminofén) se comercializó en la década de 1950 como analgésico/antipirético de venta libre sin ningún estudio de toxicidad preclínica.

Se empezó a utilizar cada vez más para el autoenvenenamiento, especialmente en el Reino Unido, y tardíamente se descubrió que causaba daño hepático agudo que podía ser fatal.

El tratamiento de los pacientes intoxicados fue difícil ya que las anomalías máximas de la función hepática se retrasaron durante 3 días o más después de una sobredosis.

No hubo tratamiento y se desconocía el mecanismo de hepatotoxicidad.

La vida media del paracetamol se prolongó y se produjo daño hepático cuando excedió las 4 horas y el nomograma de Rumack-Matthew fue un avance importante que permitió estratificar a los pacientes en zonas separadas de riesgo.

Se utiliza para guiar el pronóstico y el tratamiento y su valor predictivo podría incrementarse combinándolo con la vida media del paracetamol.

Los problemas de un criador de ovejas en Australia a principios de la década de 1970 llevaron al descubrimiento del mecanismo de hepatotoxicidad del paracetamol y al primer tratamiento eficaz de la sobredosis con cisteamina intravenosa (IV). Esto tuvo efectos secundarios desagradables y la administración fue difícil.

La N-acetilcisteína pronto se convirtió en el tratamiento de elección para la sobredosis de paracetamol y, administrada tempranamente, fue muy eficaz cuando se administraba por vía intravenosa o por vía oral.

La N-acetilcisteína podría causar reacciones “anafilactoides”, particularmente al inicio de la administración intravenosa, cuando las concentraciones eran más altas.

Ahora se han introducido regímenes más simples y más cortos con tasas de infusión iniciales más lentas con una incidencia reducida de estos efectos adversos.

Además, se ha optado por utilizar dosis mayores de N-acetilcisteína administradas durante períodos más prolongados en pacientes con intoxicaciones más graves y en aquellos con factores de riesgo.

Recientemente ha habido mucho interés en la búsqueda de nuevos biomarcadores como microARN, procalcitonina y ciclofilina que prometan tener mayor especificidad y sensibilidad que las transaminasas.

Los aductos de paracetamol-proteína predicen la hepatotoxicidad y son biomarcadores específicos de la exposición al metabolito tóxico del paracetamol.

Otro enfoque sería la medición de los niveles plasmáticos de cisteína y sulfato inorgánico.

Han pasado 50 años desde el primer tratamiento eficaz para la intoxicación por paracetamol y, aparte del trasplante de hígado, todavía no existe un tratamiento eficaz para los pacientes que se presentan tarde.

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