Revista Málaga 156
Dr. José Luis Cuadrado Valero
Tuve la suerte de conocerle en el comienzo del año 1969, durante mi etapa de médico residente, interno en el Hospital Carlos Haya de Málaga.
Nacido en Valladolid, donde realizo su carrera de medicina y a continuación la especialidad de anestesiología.
Marchó a Vitoria en la que trabajó como anestesiólogo durante dos años. Tras efectuar las oposiciones nacionales de anestesiología, en el año 1967, eligió como destino la ciudad de Málaga siendo adscrito al Hospital Carlos Haya. En esta ciudad de la luz, desarrollo toda su labor.
Como profesional de una gran valía siempre dejó huella entre los que quisimos seguir su ejemplo.
Cuando se iniciaba en Málaga, la Facultad de Medicina, fue requerido para que diera clases de profesor de anatomía, en el primer curso académico. Curiosamente si fue gran anestesiólogo no obstante fue mejor pintor; habría sido muy interesante verle dibujar en la pizarra de aquellos tiempos cualquier parte de la estructura del cuerpo humano
Por su sólida formación, no dudó en abrir un tórax para hacer masaje cardiaco directo en un paciente en paro cardiaco cuya evolución hacia ya temer lo peor.
Su espíritu científico le llevó a publicar muchos trabajos, innovando en cualquier técnica. Tuve el honor de ayudarle en un trabajo publicado con el nombre de “propanidida en perfusión continua, una nueva técnica anestésica”, como el producto era muy volátil el despertar en las apenticeptomias, era espectacular. Hoy día el epontol no está aceptado en España aunque sigue actual en Francia.
Como pintor son innumerables los cuadros salidos de su pincel, trátese de paisajes o de personajes extraídos de cualquier fotograma, De entre ellos El castillo de doña Mencía (que guardo como regalo de boda).
Cuando notó que, por efecto de la enfermedad, su vida finalizaba, su memoria ancestral le pidió volver a su “patria chica” y volvió a su Reinosa, junto al nacimiento del Ebro, donde pasó los últimos días.
Descanse en PAZ.
Dr. Francisco Pérez García